Luis es un profesional joven y competente. Abogado de un bufete internacional en Barcelona, se gana muy bien la vida, aunque siempre va sin tiempo. Entre juicios, reuniones y demás, quedar con él es un auténtico suplicio.

Nos conocimos por medio de Tomás, un compañero suyo de despacho que ya era cliente mío. Un día,  a la hora del café, Luis se quejaba de no tener tiempo para él y para su dinero, que lo tenía todo en la cuenta y que algún día tendría que hacer algo. Tomás le habló de mi, de las cosas que habíamos hecho, y le dio mi teléfono.

Al cabo de unos días teníamos nuestra primera reunión. Bueno, en realidad fue una cena porque  Luis no tenía otro momento libre, pero muy provechosa.

Me contó que sus ingresos habían aumentado de forma exponencial según iba escalando posiciones en el organigrama de su bufete y como le daba muchísima pereza pensar en temas de dinero. Es más, tenía todos sus ahorros en la cuenta corriente y se puede decir que ni siquiera sabía lo que tenía por pura pereza.

Revisamos los importes y sus objetivos. Con treinta y pocos años, teníamos un montón de cosas que hacer así atacamos tres frentes distintos.

1. Jubilación

Iniciamos un plan de ahorro de algo más de 600€ al mes que le permitirá –cuando le llegue la edad– disponer mensualmente de unos cinco mil euros para complementar su pensión de jubilación

2. Patrimonio

Definimos que parte de su patrimonio necesitaba para el día a día, cual iba a necesitar a corto plazo y cual no necesitaría por el mo-mento y lo estructuramos teniendo todo esto en cuenta.

Ahora, los productos de la cartera de Luis han ofrecido una rentabilidad media anual del 5,93% en los últimos cinco años.

3. Ahorro

Del análisis de sus movimientos bancarios se desprendía una capacidad de ahorro de unos 3.000 € al mes. Este ahorro lo derivamos hacia tres categorías distintas, respaldadas por productos distintos. Estas categorías eran la jubilación –con el plan que hemos visto antes–, las vacaciones de verano, el pago de impuestos y el incremento del patrimonio para un futuro.

El dinero se distribuye en distintos vehículos de ahorro según el objetivo para el que están destinados.

Conclusiones

La verdad es que Luis, está encantado. Primero porque está sacando más por su dinero y ve que lo tiene mucho mejor organizado. Tiene una idea clara de donde está y sobre todo hacia donde va. No tiene los excesos en cuenta corriente que tenía.

Además, ahora no le da tanta pereza pensar en este tema. Primero porque cuando lo hace, no lo hace solo, sino que nos vamos a cenar y lo comentamos de forma conjunta.

Pero sobre todo porque ha dejado de ser una tarea de aquellas que como dan pereza la vas posponiendo cada día y al final aunque no la haces, piensas en ello de forma recurrente..

Ahora Luis y yo nos vemos dos o tres veces al año. Ajustamos lo que haya que ajustar y así, en el periodo entre cenas, se olvida del tema.

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