Me escribió Mario Valdivia con sugerencias sobre la manera de abordar el caso de Cristina que habíamos titulado Jubilación a los 70 años.
Mario colabora con MAPFRE en la provincia de Málaga y sigue el Noticias y Mercados desde hace algún tiempo.
Comentaba que una buena opción habría sido la contratación de una renta vitalicia con una contingencia por fallecimiento para sus hijos.
Es decir, un seguro de vida que, en caso de fallecimiento, retribuya a sus hijos con el capital inicial, con lo que heredarán todo como ella quiere pero que, mientras Cristina siga viva, le genere una renta que le ayude a complementar la pensión.
Una de las grandes ventajas de esta solución es de índole fiscal pues los rendimientos de la renta vitalicia, están exentos en un 92% en este caso. Y eso al final, pues es una rebaja importante.
Además, la rentabilidad que obtenemos con la renta vitalicia, según los números que nos ha pasado Mario es superior –una rentabilidad de un 1,29%– a la que podríamos obtener hoy día con depósitos o letras del tesoro. De manera que por ahí también sale ganando.
La pega es que el rendimiento que obtenemos en este caso es también bajo para lo que espera Cristina que durante este tiempo ha obtenido una rentabilidad de un 4% anual, con una revalorización de su capital del 2,33%.
Pero ambas tienen ventajas e inconvenientes, que en esto del ahorro pasa como con casi todo en la vida. Y las cosas no son blancas o negras, sino que hay matices grises.
Y es cierto que los fondos que tiene Cristina fluctúan. Que un año ganará más, alguno ganará menos y otros incluso perderá. Eso es así y ella es consciente de esto.
También es cierto que es un dinero que no necesita para vivir y que, a largo plazo conseguirá más por su dinero con estas fluctuaciones que con una rentabilidad fija anual, pues quien asume el riesgo por ti, se queda con el beneficio.
¿Mi opinión? Pues que la solución que nos ofrece Mario es mucho mejor que lo que tenía Cristina cuando vino a vernos. El vitalicio ofrece en este caso ventajas frente a depósitos y letras sin apenas desventajas.
Pero en el caso de Cristina, contando con el asesoramiento adecuado, debería conseguir una rentabilidad mucho más alta –lo que al final se traduce en más ‘caprichos’ sin tocar su capital– con la estructura de fondos de inversión que tiene en estos momentos.
Claro está que Cristina va a seguir acompañada por mi a lo largo de los próximos años para no tomar decisiones equivocadas en función de lo que hagan los mercados. Si no fuera por ese acompañamiento, pues quizás mi consejo habría sido otro.
Lo que de todas formas no es descabellado –y seguro que veremos algún ejemplo más adelante– es la constitución de una renta vitalicia que nos complemente nuestros ingresos para llegar al umbral mínimos de supervivencia.
Pero esto lo veremos con otros ejemplos en próximos números de Noticias y Mercados.